Recientemente he finalizado la lectura de la biografía de Steve Jobs, sin duda un personaje clave en la historia reciente de la tecnologia. Quizás lo que más me ha gustado de su carácter es la priorización por hacer grandes productos que permitan revolucionar la sociedad en lugar de centrarse simplemente en hacerse rico. Es atractivo pensar que el objetivo de emprender consiste en aportar algo positivo a la humanidad, y no el puro deseo de ganar grandes cantidades de dinero ya sea a través de los ingresos o por la venta directa de la empresa. No es una receta mágica, pero es un enfoque que me gusta… sin olvidar, claro está, que una empresa necesita beneficios para sobrevivir y establecerse en el largo plazo.
Por otra parte, la biografia me ha permitido entender mejor la visión de Jobs respecto a la creación de productos integrados (diseño, software, hardware, aplicaciones) para controlar la experiencia que tiene los usuarios al utilizarlos, intentando simplificar y facilitando su uso. Si bien esta estratégia puede dar lugar a grandes productos (p.ej. en mi trabajo utilizo un MacBook Pro y es sólido como una roca), en contrapartida resta libertad a los usuarios. Este tipo de libertad no es importante para muchas personas y prefieren cederla en favor de un producto con el que están más contentos. Puedo entender esta opción, aunque no comparto el mismo entusiasmo y personalmente me gusta sentir que tengo libertad e independencia respecto al proveedor de los productos que compro o los servicios que utilizo.
En el modelo de financiación de un estado, al igual que ocurre a nivel empresarial, los ingresos como los impuestos directos (“personalizados” como el IRPF) o indirectos (indiscriminados como el IVA) no tienen porque llegar a las arcas en el preciso momento en el que se deben abonar las obligaciones (p.ej. pagos de salarios de funcionarios, contratos de obra pública, etc). Incluso, aunque al cabo del año el estado tenga más ingresos que gastos, es posible que en determinados momento no disponga de suficiente dinero liquido como para pagar a tiempo (tensiones de liquidez).